Trastorno bipolar

¿Quién es este engendro que me mira cada vez que veo al espejo? Cierro los ojos, los abro y no desaparece; la última vez que lo vi pensé que era una alucinación porque estaba ebrio pero ahora sigue ahí, estático como queriendo hipnotizarme, topa mi cara examinándose, sonríe con cada cicatriz como si se felicitara y me dice orgulloso “Yo te hice eso y así sí me lo agradeces” se sienta en el piso del baño, se desarregla el pelo y ríe por ver que me ha vencido y ya no tengo un lugar para escapar. Se levanta, tantea algo en el aparador encima del espejo y me alcanza una navaja de afeitar, trato de asesinarle pero se aleja, huye jadeante mientras le grito que no escape, que podría terminar siendo destruido por su propio mecanismo para sobrevivir. Regresa, ve directamente a mis ojos y me dice: !sal de aquí¡, no pierdas el tiempo ahora que al fin has conseguido un poco de actitud! Me da las espaldas y se aleja con un fuerte portazo tras de mí. Hoy es un gran día –me digo– deberías empezar a vivir.