y eso que es jueves

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Antes pensaba que los malos días sólo podían ser los lunes o de casualidad un martes, pero no. Hoy me apetece romper un plato, una taza o una bonita cara gerencial.

Sin más palabras doy paso al Sr. Sabines que dice lo que hoy me pasa mejor que yo:

«Si hubiera de morir dentro de unos instantes, escribiría estas
sabias palabras: árbol del pan y de la miel, ruibarbo, coca-
cola, zonite, cruz gamada. Y me echaría a Ilorar.

Uno puede llorar hasta con la palabra «excusado» si tiene
ganas de llorar

Y esto es lo que hoy me pasa. Estoy dispuesto a perder hasta
las uñas, a sacarme los ojos y a exprimirlos como limones
sobre la taza de café.

(«Te invito una taza de café con cascaritas
de ojo, corazón mío»).

Y no anoto más por no ser indiscreta.

Además les recomiendo esta página de Luke Chueh para que puedan ver unos acrílicos geniales e increíblemente expresivos.

cosas nuevas en mi vida

Cosas nuevas en mi vida

(Título robado infamemente a Pedro Juan Gutiérrez)

Aprender a convivir con la trillada y dolorosa identificación con los personajes literarios. Hallarse en medio de una habitación oscura, con una media luz en la nuca y un espejo en frente. Por el rostro maltrecho las lágrimas cayendo, creando con la pintura de pestañas una simulación de ojeras. Ya no hay llanto, sólo el mutismo de la mujer que ve su rostro en el espejo y piensa: -no hay duda, esa mujer era yo. Solo unas cuantas letras separan nuestras vidas-. Siente un dolor incontenible en el estómago y empieza a vomitar pasando fotografías mentales; intenta borrar personas y fechas. Adiós Sabina, adiós Teresa, no más Maga, nunca más Talita. Las letras de tangos del abuelo, los pasillos descarnados de papá y el yaraví de la abuela quedarán recluidos en el armario junto con otros recuerdos lejanos que no deberían salir. Un brindis mudo frente al mismo espejo; la copa en la mano derecha, de nuevo las lágrimas cayendo y retumbando en la memoria los nombres de Ana, Malena, Carolina, Gekrepten y Andrea. Sólo falta un disparo seco y la muerte. Nunca más imaginar los accidentes y atracos dolorosos. Dejaré por fin en paz mis fantasmas y los miles de imaginarios. Ya no aparecerán de nuevo Flavia, Octavia, Bruna y Marilyn; mujeres que me han hecho desfallecer cada vez que su rostro no aparecía en mi reflejo. Todas son yo. Yo soy ellas.

¿Qué personaje soy hoy?

¿Cuál es mi lengua y siglo favorito?

¿Será ésta o aquella la máscara que me apoderará este día?

Nunca más los platos rotos y el llanto borracho por todas las mujeres que me habitan y que he abandonado. Mutis por el fondo.

Un minuto. El réquiem por aquellas que he estado arrastrando durante siglos, moviéndose conmigo y con el viento emulando a los huairapamushcas. ¿Volveré a sentir la embriaguez de noches con pianistas, poetas malditos y proxenetas? Necesito el éxtasis del sueño, vivir la delectación de ver un cuerpo casual, inesperado, olvidado por la borra del café y la sota de bastos. Necesito verme rectificando el mensaje y bendiciendo las palabras premonitorias: a él no lo quería. Adiós malabarismo. Bienvenido presente; el “siempre es hoy” de los últimos años, sin pasado, sin futuro. Atraeré a las gitanas para que aprendan a leer el brillo del sol. Adiós libro malsano que me recuerdas las páginas aciagas de mi vida. Voy despidiéndome de la casa de la infancia, de mi cámara de fotos para dejar de ser fantasma. Tomo una piedra con la mano libre y rompo el cristal.

Una carcajada del más puro placer.

Nunca más otro rostro en el espejo.

El cuerpo de esta noche soy yo.

el espejo de las almas simples

«El 1 de junio en París, las llamas de una hoguera de la inquisición consumieron el cuerpo vivo de una mujer de la que poco se sabe…»

 Resulta que sin previo aviso me hallo en el escritorio de mi trabajo envidiable de librera llorando como una magdalena, o como una Andyt, que es lo mismo.  Todo me pasa por ponerme a espiar en la vida de gente que está del otro lado del mar, me había prometido dejar de preocuparme por cuestiones transatlánticas pero es imposible.  Toda esa gente está metida en la cabeza y en el corazón. 

Hoy en el almuerzo le confesaba a  mi amante el por qué de mis diarios, es el mismo motivo que funda la existencia de este blog del que nadie conoce y de la serie de autoretratos que tomo con mi cámara vieja y nunca revelo: Estoy dispuesta a dejar mi fase mitológica, a sacarme fotos y repartirlas, a subirme de nuevo a los tejados y cantar, a colgar cosas en telarañas y dejar que la gente me putee cuando se de cuenta de que el miedo a los espejos va más allá de un lugar común.

No importa pasarme horas frente a mi computador y patearle por incompresión mutua, no me importa caer en la vulgaridad de presentar mi vida vía sistema binario y con una plantilla prefabricada.  Y Tobi, lo siento, pero las frases largas y existenciales que confunden me encantan.

P.S: Mi querida Laura, también yo metí los pies en aquellas aguas, todo lo que dices es verdad.