Si falta una, faltamos todas

Estos 98 pares de zapatos representan a algunas de las mujeres que han sido víctimas de feminicidio en Ecuador.

ImagenFotografía de Pavel Calahorrano/ El Comercio-Ecuador

El informe Femicidio en Ecuador, publicado en enero de 2011 por la Comisión de Transición hacia el Consejo de las Mujeres y la Igualdad de Género, refiere que “las parejas, exparejas y los familiares son responsables de aproximadamente el 76% de feminicidios”. La mayoría de casos se ha reportado en mujeres que fueron atacadas por sus convivientes. El documento añade que en un 33,9% de los 62 casos estudiados se utilizaron armas de fuego y en un 29%, armas blancas.

Según datos de la Fiscalía, entre 2012 y 2013 se registraron al rededor de 130 asesinatos de mujeres que podrían ser atribuidos a la violencia machista.

Ayer, Día Internacional de la Salud de la Mujer, el colectivo Justicia para Vanesa realizó la acción artística ‘Zapatos rojos’. Este acto simbólico y de protesta inició en julio de 2012 en Ciudad Juárez, donde decenas de zapatos rojos fueron colocados en la plaza de armas con el fin de denunciar la violencia contra la mujer. Elina Chauvet, quien encabezó la protesta, menciona que:

Es a través de la ética y la estética, a través de la ausencia y la visibilidad que los Zapatos Rojos nos muestran el vacío dejado por las hijas, hermanas, madres y esposas.

[…] Zapatos Rojos es un encuentro del arte y la memoria colectiva. Busca en su andar solidaridad entre los pueblos para con una ciudad donde el asesinato y desaparición de mujeres es un hecho cotidiano, también genera una reflexión en las ciudades y países donde se presenta ya que provoca hablar de un tema cada vez menos oculto como es la violencia en contra de las mujeres.

Según datos Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), 6 de cada 10 mujeres sufren violencia de género en el país.

Justicia para Vanesa

Ni una mujer menos

Mañana, viernes 30 de mayo, se dará sentencia al caso de feminicidio de Vanessa Landinez Ortega, asesinada a golpes el 19 de octubre del 2013 en un hotel de Ambato. ¿Cuánto tiempo más llevará darnos cuenta de que la violencia es inaceptable; que el patriarcado anula, asesina; que no podemos vivir con miedo; que la indiferencia nos vuelve igual de culpables?

Una vez me enseñaron que, como con las fotografías que quitamos de una pared, los vacíos que quedan resultan ser aún más significativos… Pasa eso con nosotras: si falta una, faltamos todas.

Y ahora que tu no estás, ¿qué nos queda?
¿Un montón de zapatitos rojos
con epitafios bajo las huellas?
Un archipiélago de dolores.
Una memoria avergonzada.
Esa memoria también perecible.

Debemos reconstruir el camino de la vida
recuperar ese cuerpo mío, tuyo
que ha sido territorio prometido,
conquistado
arrebatado durante tantos siglos.
Zapatos.
Solo zapatos.
Epitafios como huellas.

Andrea Torres Armas

Inicia el censo de Correctores de Textos en Ecuador

La Asociación de Correctores de Textos del Ecuador (Acorte) publica la encuesta que servirá para realizar el diagnóstico de la profesión en el país. El censo se hace con miras al proceso de profesionalización. Las preguntas servirán para conocer cuántos correctores hay en el país y qué tipo de instrucción tienen, así como la experiencia con la que cuentan en esa área y las condiciones en que se desarrolla su trabajo.

Previamente la Acorte realizó gestiones ante el Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y Comunicación (Cordicom) para que, al igual que a los fotógrafos, se los incluya en el proceso de profesionalización, para que así obtengan su acreditación, ya que en el Ecuador no existe la carrera.

La Acorte hace un llamado a los correctores de textos tanto independientes como en relación de dependencia para que se inscriban y se unan a esta iniciativa. Los interesados deben llenar una encuesta disponible hasta el 30 de junio en el enlace: https://es.surveymonkey.com/s/correctoresecuador_censo

Para más información contactarse a los teléfonos: 099 565 4117, 097 997 9098, 099 409 7739 o al correo acorte.ec@gmail.com.

Guaya-kill city nos va a reventar…

“La entrada es gratis, la salida vemos…” dice un tema de Charly Gracía. Así se resume lo que nos pasa con Guayaquil: llegamos, nos trata bien, nos da de comer y beber, ¡hasta bailamos!, siempre pensando que algo malo va a pasar pero nunca pasa —hasta el final—. El momento en que tenemos que irnos, nos da la patada.

El saldo que tiene Guayaquil con nosotros incluye una nariz fisurada, $ 2.500 en equipos de música perdidos por robo, dos pérdidas de vuelo en un mismo día, y claro, la joya de la última visita. No sé por qué insistimos en volver.

El viaje de vuelta a Quito desde Guayaquil empezó el domingo a las 13:30 cuando salimos del hotel camino al terminal de Transportes Ecuador.

Domingo Día de la Madre: A las 14:00 partió la unidad en medio del típico calor sofocante al que no hay neuronas que puedan sobrevivir.

Las primeras horas de viaje fueron comunes y sin mayores sobresaltos: se proyectaron las clásicas películas de violencia innecesaria que todos amamos, las señoras se quejaron porque el baño no estaba abierto y había que llamar cada vez al oficial ―un guambra medio mal genio al que parecía molestarle hacer su trabajo―; se dieron las paradas respectivas en Babahoyo, Quevedo y a las 20:00 en Santo Domingo para comer, la mayor parte del camino ya había sido recorrida.

Hora y media después, el bus se detuvo en en medio de la nada y el chofer pasó donde los pasajeros. “Señores, tengo que informarles que no podemos pasar porque ha habido un ‘derrumbo’ más adelante, por Tandapi, por el aguacero y está cerrado el paso; por Los Bancos tampoco podemos ir porque por ahí se ha ido la mesa de la carretera, vamos a tener no más que esperar aquí”, y dicho esto, el bus estalló en reclamos y en llamadas telefónicas para intentar avisar que nos habíamos quedado. No faltó quien increpara al conductor por no haber previsto el percance del que seguro debían haberle avisado temprano, hubo quien propuso que “en lugar de estar perdiendo el tiempo aquí mejor vamos por Riobamba”. Se hicieron miles de preguntas sobre las posibilidades, otras tantas quejas porque “¿cómo es posible que no haya maquinaria con estos aguaceros?” y alguien respondió: “porque resulta que hasta los maquinistas tienen mamá”. Todos opinaron y se llegó a un consenso, habría que esperar lo que autorizara la central desde Quito, si permitían el uso de una ruta alterna habría que apoyar con dinero para el diesel. Por ahí alguien gritó “bueno jefe, pero mientras, ponga una peliculita…” y el bus en pleno estalló de nuevo, pero en carcajadas.

Mientras se esperaban noticias, el chofer de otro bus de la cooperativa Macuchi haría de avanzado en una camioneta para ver si se podía pasar. Conforme pasaban los minutos la fila iba haciéndose más larga y solo se escuchaban los ecos de la radio haciendo los últimos reportes del estado de la vías y unos cuantos borborigmos. Al final, lo que se decidió fue que todos los buses debían volver al paradero en santo Domingo y esperar hasta las 6:00 a que llegue la maquinaria. Y así se hizo.

La noche pasó entre juegos de cartas y cafés. Dieron las 6:00 y todavía no había paso, para entonces la policía ya regulaba la llegada de nuevos vehículos. Cerca de las 8:00 los buses empezaron a salir para ganar puesto en la fila de salida. Cerca de las 11:00 aún no llegábamos al mismo punto donde el bus se tuvo la noche anterior cerca de Alluriquín. A las 11:40 los buses empezaron a encender motores y avanzar despacito. A las 13:43 el bus llegaba a la terminal de la Juan León Mera, cerca de 24 horas después de haber empezado el periplo.

El viaje no hubiera sido tan malo si a algunos de los que pararon a comer, la merienda no les hubiese dado —como se dice vulgarmente—­ ‘churreta voladora’. Yo incluida…

¿No me cree, pinche aquí para que vea?  Las desgracias de la gente son noticia.

Baires y esos pétalos de sal

Una nunca puede estar segura de haber estado ahí, pero tiene fe en lo que dicen las fotos.

Cúmulo de imágenes más que desordenadas de lo que nos trajimos del sur. Hay capturas, claro, que no caben en ninguna cámara y otras, que por lo fijas que están, no requieren otro soporte que el que se carga sobre los hombros. Que la cámara se quede sin batería juega también un papel importante…

Lollapalooza_entradas

Lollapalooza 2014

Lollapalooza

Lollapalooza 2014 Hipódromo San Isidro

Bandoneon

Buenos Aires, Camininito

Casa Rosada

AndyT_smile

Andrea Torres Armas, San Telmo

Tango  Quilmes_sushi  nosotros que nos queremos tanto

Mafalda en San Telmo

Ateneo

Librería Ateneo Gran Splendid

Bibliofilia

Bibliofilia, street art

Tobi_plaza

Tobi Mena, afueras del Teatro Colón

Luz     cuerdas  La fe  Caminito

Spinetta

Illya Kuryaki and the Valderramas, homenaje Luis Alberto Spinetta

Savages

Savages

Pixies

Black Francis, Pixies

Illya Kuryaki and the Valderramas

Vampire weekend

Vampire Weekend

Red Hot Chilli Pepers

Red Hot Chilli Pepers

Lollapalooza 2014

Lollapalooza 2014

Soñando en Vindravan y otras historias de ellas

Y bueno, resulta que un día encontré en mi bandeja de entrada un mensaje que decía: «Soñando en Vindravan ya es una realidad». Tras años de abulia escritoril y bloguera, la noticia de la publicación de uno de mis relatos ‘Inferno, estación penthouse’ en el libro Soñando en Vindravan y otras historias de ellas, me sacó del letargo.

Mi relato fue escogido como uno de los finalistas del Premio Internacional de Narrativa Femenina Bovarismos 2014, organizado por La Pereza Ediciones.

¿Qué van a encontrar aquí? La contraportada responde:

El lector encontrará en sus páginas ficciones escritas por mujeres, sí, mas no literatura feminista, ni siquiera literatura femenina, sino simple y llanamente, Literatura, así, con mayúscula.
Las historias transitan del amor al desamor, de la cercanía a la distancia, del placer más puro al más insondable dolor. Pasan, eso sí, todas pasan, por la voz de una mujer, pero no de una mujer cualquiera, sino del tipo de esas que tienen mucho que decir.

Y ya, si se les antoja leer esas historias pueden adquirir el libro en este enlace de Amazon.

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Saludos, señoras y señores. Luego de esta noticia, me voy cantando y bailando…